Ojos Bien Abiertos

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martes, 16 de febrero de 2016

CASTANEDA, Y LO QUE DEBES SABER (LA PROFUNDIDAD DEL AGUJERO DE CONEJO).

Los once libros del antropólogo Carlos Castaneda registran su aprendizaje con un indio yaqui, Don Juan Matus, quien fue para él, su socrático mentor.

Durante más de veinte años, Castaneda aprendió la teoría y la práctica de una nueva disciplina propuesta por su travieso y exigente maestro. El arte de los "nuevos videntes" implica la revisión de antiguos secretos de la brujería tolteca transmitida a Don Juan a través de los siglos.

Carlos Castaneda.

Mediante las enseñanzas de Don Juan, Castaneda recibió y comprendió la respuesta al misterio tan grande de porqué el ser humano vive y se comporta de la forma que lo hace, y el porqué de que haya tantos secretos e incógnitas en esta era de la humanidad en el planeta Tierra.

En ''Pases Mágicos'', Castaneda escribió:

"Los seres humanos están en un viaje de conciencia, el cual ha sido momentáneamente interrumpido por extrañas fuerzas".

Con esto, Castaneda se refiere a cómo la mente humana ha sido infiltrada por una inteligencia alienígena, hace no tanto tiempo. Siendo ésta (para quien lo sabe comprender y está dispuesto a esto) la respuesta a muchos, muchos misterios y raíces de problemas globales.

En el último libro de Castaneda, ''El Lado Activo del Infinito'' (1998), el antropólogo muestra una de las revelaciones que le fueron transmitidas.

En un fragmento de este libro, Don Juan Matus, el chamán yaqui mexicano, cuenta a Carlos Castaneda lo siguiente:

''Hay un predador que vino de las profundidades del cosmos y se hizo con el gobierno de nuestras vidas. Los seres humanos son sus prisioneros. El predador es nuestro dueño y señor. Nos ha hecho dóciles, nada podemos hacer. Si queremos protestar, él suprime nuestra protesta. Si queremos actuar por nuestra cuenta, nos demanda que no lo hagamos...

Me he estado yendo por las ramas todo este tiempo, insinuándote que algo nos está manteniendo presos. En efecto, ¡estamos presos...!

Ellos se hicieron cargo de nosotros porque somos comida para ellos, y nos exprimen sin piedad porque somos su alimento. Tal y como nosotros criamos gallinas en los gallineros, los predadores nos crían en corrales humanos, "humaneros". Así, siempre tienen comida disponible...



—No, no, no, no –contestó Carlos–. Esto es absurdo, Don Juan. Lo que estás diciendo es monstruoso. Simplemente no puede ser verdad, ni para un hechicero ni para un hombre de la calle, ni para nadie.
—¿Por qué no? –preguntó Don Juan con calma–. ¿Por qué no?, ¿Porque te enfurece? Todavía no has oído todas las alegaciones. Quiero hacer un llamamiento a tu mente analítica.
Piensa por un momento y dime cómo explicarías las contradicciones entre la inteligencia del hombre ingeniero y la estupidez de su sistema de creencias, o la estupidez de su comportamiento contradictorio.

Los hechiceros del antiguo México creen que los predadores nos han trasmitido sus credos, nuestras ideas sobre el bien y el mal, nuestras costumbres sociales. Ellos son los que organizan nuestras esperanzas y expectativas y sueños de éxito o fracaso.
Ellos nos han dado la codicia, la avaricia y la cobardía. Son los predadores los que nos hacen ser complacientes, rutinarios y ególatras.
—Pero ¿cómo pueden hacerlo, Don Juan? –preguntó Carlos todavía más enfurecido por lo que le estaban diciendo–. ¿Nos susurran todo esto al oído mientras estamos durmiendo?
—No, no lo hacen de esta manera. ¡Esto es una idiotez! –dijo Don Juan, sonriendo–. Ellos son infinitamente más eficientes y organizados que esto. Con el fin de mantenernos obedientes y sumisos y débiles, los predadores emprendieron una formidable maniobra; formidable, por supuesto, desde el punto de vista de un estratega que lucha... Una maniobra horrenda desde el punto de vista de aquellos que la sufren.

¡Ellos nos dieron su mente! ¿Me oyes? Los predadores nos dan su mente, que pasa a ser nuestra...
La mente del predador es barroca, contradictoria, morosa, malhumorada, llena de miedo de que la descubran en cualquier instante.
Sé que a pesar de que nunca hayas pasado hambre… tienes ansiedad de comida, que no es otra cosa que la ansiedad del predador, quien teme de que en cualquier momento su maniobra vaya a ser destapada y su comida, denegada.



A través de la mente, que después de todo es SU mente, los predadores inyectan en las vidas de los humanos cualquier cosa que les convenga. Y se aseguran, de esta manera, una especie de barrera protectora contra su miedo.

Los hechiceros del antiguo México no tenían muy claro cuándo apareció [el predador] en la Tierra. Pensaron que el hombre debió de haber sido un ser completo en un momento dado, con profundos conocimientos y unos niveles de conciencia que hoy en día se han convertido en leyendas mitológicas.

Después, todo parece desaparecer. Y ahora, tenemos a un hombre sedado. Lo que quiero decir es que lo que tenemos frente a nosotros no es un simple predador...
Es muy hábil y organizado. Sigue un sistema metódico para volvernos inútiles.

El hombre, el ser mágico que está destinado a ser, ha dejado de ser mágico.
Ahora es sólo un pedazo de carne mediocre.

No le quedan más sueños al hombre que los sueños de un animal que está siendo criado para convertirse en un pedazo de carne: trillado, convencional, imbécil, ignorante y estúpido.




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