Sin embargo, la verdadera historia de la creación de la estatua, así como el sentido y su significado, son otros.
Este monumento fue donado a Nueva York por francmasones franceses en París, quienes sabían muy bien lo que simboliza. Hay casi una copia espejo de la Estatua de la Libertad en una isla en el río Sena en París.
La Estatua de la Libertad, en realidad, es la representación simbólica de la reina Semíramis, la diosa de Babilonia, venerada por la élite y sus sociedades secretas.
La Estatua de la Libertad es un concepto esotérico concebido y desarrollado dentro de las más altas doctrinas de la francmasonería.
El principal promotor y recaudador de fondos para el proyecto fue Edward Laboulaye, y él colaboró con el escultor Frederic Bartholdi (ambos masones de alto grado), para llevar a cabo la obra.
Sus símbolos de ‘iluminación’ no pasan inadvertidos. Cada detalle del monumento fue pensado y está allí adrede.
Algunos de los grandes símbolos que se encuentran allí son:
La corona de siete picos (simbolizando los rayos del Sol alrededor de su cabeza), las tabletas en la mano izquierda, los múltiples emblemas y sellos en su pedestal, la toga grecorromana (utilizada por ciertas sociedades esotéricas), y finalmente, la antorcha encendida.
La cual es denominada la ‘antorcha de la libertad’, cuyo significado es muy profundo y antiguo. Y representa al fuego, a la luz y al conocimiento. Este símbolo es utilizado siempre por la élite para representar a la iluminación de aquellos autoproclamados ‘elegidos’, que tienen el poder mediante el conocimiento y que a través de éste, controlan a la población.
En mejores palabras, no se trata de la Antorcha de la libertad, sino más bien de la Antorcha de los iluminados.
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