No cometamos el error de creer que porque ahora al final de la fecha dice 2015, las cosas van a cambiar. Ni las cosas van a cambiar, ni nosotros vamos a cambiar; a menos que cada uno proponga ese cambio en su interior. Pero no basta con querer mejorar las cosas, hay que poner manos a la obra.
El primer paso es saber donde uno está parado y hacia dónde quiere ir. Todo lo demás depende de la voluntad. Y lo que uno puede hacer con su voluntad y con un objetivo noble, no tiene límites.
No tiene porqué ser una única y gran acción. Todo gran cambio comienza con pequeñas cosas. Hagamos pequeñas cosas.
Seamos originales. No nos dejemos dominar e influenciar. Ni que nos digan qué hacer y qué pensar. Hagamos de nosotros mismos algo único e inspirador, y no seamos uno más del rebaño.
Preferimos hacer lo que la mayoría cree que es correcto, más que considerar las consecuencias más amplias de nuestro comportamiento. La ignorancia es felicidad, decimos, y eso es cierto, pero sólo durante un tiempo.
Creamos nuestra propia realidad por nuestras ideas y acciones. Para cada acción o no-acción hay una consecuencia. Cuando entregamos nuestras mentes y nuestra responsabilidad, entregamos nuestras vidas. Si suficientes de nosotros lo hacen, entregamos el mundo y eso es precisamente lo que hemos estado haciendo durante mucho tiempo.
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