Desde hace más de medio siglo que se comenzó a implantar la fluorización del agua.
Esta sustancia creída por la ‘educación oficial’ como una elemento para el beneficio de la salud, es encontrada como ingrediente activo de plaguicidas, fungicidas, raticidas, medicamentos, productos industriales y domésticos, geles, enjuagues y… el agua corriente y las pastas dentales.
La historia de la implantación de flúor en los seres humanos a través de la fluoración del agua potable está forjada con mentiras y engaño.
Los gobiernos añaden fluoruro al suministro de agua potable insistiendo en que es seguro, beneficioso y necesario.
Pero incluso la investigación más leve muestra que no es así. El flúor no es seguro para la ingesta, y las áreas en que han fluorado su suministro de agua potable tienen índices más altos de caries, cáncer, fluorosis dental, osteoporosis y otros problemas de salud.
Esto es lo que genera en todo el mundo, ya que desde las últimas dos décadas, este factor se ha esparcido casi en cualquier país, desarrollado o no.
La implantación del Flúor en el agua potable comenzó oficialmente en Alemania a fines de los años 30’ y durante la Segunda Guerra Mundial.
Fue planeado y llevado a cabo por IG Farben, la compañía alemana de fabricación de productos químicos. Quien con capital estadounidense en su junta directiva (Rockefellers y Henry Ford) fue la principal inversora de Auschwitz, el campo de concentración más grande y terrorífico conocido.
Fue en los campos de concentración nazis y rusos donde se comenzó a utilizar esta técnica de fluoración del agua.
La finalidad de este proyecto fue que a través del agua con fluoruro de sodio se esterilizaba a los prisioneros, y causaba en ellos ligeros daños a una parte específica del cerebro (como el Lóbulo Frontal), haciendo más difícil para la persona afectada defender su libertad y haciendolo más dócil hacia la autoridad.
Hoy en dia, la fluoracion del agua continúa sin ningún impedimento.
Y no sólo en el agua del grifo. En las botellas de agua se puede leer claramente que éstas tienen en su interior Fluor o Floruro, Cloruros y Sodio.
En cantidades específicas de dosis, el flúor y el cloro dejan en el cuerpo humano secuelas que no llegan a ser mortales pero que ocasionan alteraciones y desequilibrios el balance del organismo.
El flúor, además, se acumula en nuestra más que importante Glándula Pineal, la cual se ve atacada por estas sustancias, devastándola y provocando una reducción en la producción de Melatonina, una hormona de efectos anticancerígenos que producimos durante el sueño y que nos permite (cuando se activa) conectarnos con el cosmos.
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